¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es una forma progresiva de demencia que afecta principalmente la memoria, el razonamiento y otras capacidades cognitivas.

Se caracteriza por la muerte de neuronas y la pérdida gradual de habilidades mentales.

Aunque no tiene cura, actualmente existen tratamientos que ayudan a controlar síntomas y ralentizar su avance.

¿Por qué se produce?

El Alzheimer se asocia principalmente con la acumulación de dos proteínas anormales en el cerebro: la beta-amiloide, que forma placas, y la proteína tau. Esta acumulación altera la comunicación entre neuronas y desencadena daño y muerte neuronal.

También influyen en su desarrollo, factores de tipo metabólico, vascular, genético y posiblemente de género. Por ejemplo, las mujeres con Alzheimer presentan hasta un 20 % menos de ácidos grasos omega-3 en sangre, lo que sugiere que la insuficiencia de estos podría influir en el desarrollo o progresión de la enfermedad .

Tratamientos clásicos:

1º.- Inhibidores de la colinesterasa (donepezilo, galantamina, rivastigmina): retrasan la degradación de acetilcolina, mejorando temporalmente la memoria y pensamiento en estadios leve a moderado.

2º.- Memantina: se utiliza en fases moderadas a graves para regular el glutamato y reducir toxicidad neuronal.

3º.- Antipsicóticos atípicos (como el brexpiprazol): se emplean para manejar síntomas conductuales como agitación.

 

Avances en medicina: (Especialmente en fase temprana)

Los sintomas clínicos del Alzehimer pueden tardar entre 7 a 10 años en aparecer, por lo que es fundamental  diagnosticarlo en fase temprana, ya que la fase en la que los medicamentos tienen  mayor  eficacia.

Según la neugrolorradióloga y cofundadora de Re:Cognition Health, Emer MacSweeney subraya que los nuevos métodos diagnósticos, incluidas pruebas de sangre simples permiten detectar no solo la presencia de la enfermedad, sino también en qué estadio se encuentra el paciente.

La farmacéutica japonesa Eisai ha presentado datos de cuatro años de seguimiento de lecanemab (Leqembi), según la neurorradióloga Emer MacSweeney, está demostrando “una fuerte eficacia clínica para muchos pacientes, especialmente aquellos en fases tempranas”.

“El tratamiento ralentiza la progresión de la enfermedad y muestra la importancia de mirar más allá de la placa amiloide para atacar posibles causas subyacentes, como los protofibrilos, precursores de esa placa”.

En el ensayo internacional Clarity, “más de la mitad de los pacientes en fase temprana experimentaron una mejoría en la cognición y en la función diaria, y la mayoría mantuvo esa mejora o no sufrió deterioro” durante cuatro años.

Otra ruta de investigación es con Donanemab: otro anticuerpo monoclonal dirigido a beta-amiloide. En ensayos fase II, mostró menor deterioro cognitivo en comparación con placebo a las 76 semanas.

Nuevas rutas en investigación

Derivados de plantas como el ácido carnósico (de romero y salvia) han mostrado eficacia en ratones: mejoran memoria, conexiones neuronales y reducen inflamación cerebral.

Se investiga también el potencial neuroprotector del hidroxitirosol, un polifenol del aceite de oliva virgen extra (especialmente variedades picual y cornicabra),

Alimentos que favorecen la salud cerebral

Dietas probadas

La dieta MIND, fusión de las dietas mediterránea y la DASH, está respaldada por evidencia científica para reducir el riesgo de Alzheimer entre un 35 % y 53 %,  Incluye verduras de hoja verde, bayas, frutos secos, cereales integrales, pescado, pollo, aceite de oliva y limita carnes rojas, fritos, dulces y queso .

Alimentos concretos

Bayas (arándanos, frambuesas, moras): ricas en antioxidantes como antocianinas, pueden proteger contra inflamación y toxicidad por amiloide-β

Nueces, especialmente nueces comunes (“brain nut”): contienen ALA (omega-3 vegetal), antioxidantes como vitamina E, melatonina y polifenoles; ayudan a reducir placas amiloides y apoyan la memoria, el aprendizaje y el estado de ánimo.

Ácidos grasos Omega-3: presentes en pescado azul, semillas de lino, chía y nueces. Esenciales para la salud cerebral; particularmente importante su consumo en mujeres.

Vegetales de hoja verde: como kale, espinacas, que aportan folatos, luteína y antioxidantes asociados a menor deterioro cognitive.

Granada: recomendada por un neurólogo por su alto contenido en polifenoles antioxidantes y antiinflamatorios que pueden preservar la función cognitive.

coliflor, setas y té verde —reducen el riesgo de Alzheimer y sus síntomas, gracias a antioxidantes y compuestos sulfurados o antiinflamatorios.

En general, dietas ricas en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescado, y bajas en grasas saturadas y carnes rojas se asocian con menor riesgo de Alzheimer.

TEMAS DE INTERES

La autoobservación
La muerte en Marcha
El viaje en Astral.

Fuentes

National istitute on Aging

Mayo clinic

Foro económico internacional

El confidencial

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